Gema Otero es Licenciada en Geografía e Historia por la Universidad de Sevilla, Experta en Igualdad por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, autora del éxito “SuperLola”, la superheroína que más mola, y responsable de La Señora Malilla, una plataforma de creación y difusión de proyectos coeducativos.
Y es que, como la protagonista de SuperLola, Gema sueña con un mundo mejor en el que todas las niñas y niños se sientan libres para ser lo que quieran. Para eso construye cuentos coeducativos que rompen con los estereotipos sexistas y ayudan a educar para cuestionarlo todo y ser libres.
¿Quién es SuperLola y qué ha supuesto para ti?
SuperLola es una niña inquieta, divertida y valiente que quiere cambiar el mundo. Crear este cuento para mí ha supuesto mucha visibilidad. Y es maravilloso ver el impacto que tiene en los pequeños, en los talleres que hacemos en colegios, institutos. Es una herramienta para mejorar el empoderamiento de las niñas y aumentar su autoestima y también para lograr la complicidad de los niños. Siempre invito a los tutores y tutoras que me acompañen durante el desarrollo de los talleres para que recojan toda la información aportada por el alumnado. Durante las sesiones, niñas y niños expresan sus deseos, sentimientos y emociones que quedan reflejadas en los dibujos que realizan al final de cada sesión. Es sorprendente ver cómo las niñas se dibujan muy empoderadas, grandes, tomando los espacios, valientes, y los niños asumen papeles secundarios que normalmente no toman, por ejemplo, como copilotos.
¿Cómo surge la idea?
SuperLola nace como un proyecto personal en forma de relato oral que cuento a mi hija Lola. Yo trato de educarla para que aprenda a ver la vida desde el inconformismo y la rebeldía. Un día me preguntó si las niñas podían ser lo que quisieran y que por qué no había disfraces de superheroínas. De ahí surge un cuento. Luego pido ayuda a mi amigo Juan Antonio Muñoz para la ilustración. En una semana alcanzamos miles de visitas en youtube y empezamos a realizar presentaciones del cuento en colaboración con áreas de Cultura e Igualdad de diferentes ayuntamientos y a impartir talleres dentro y fuera de Andalucía. Gracias a la voz en off de mi hija Lola y a la música de Fernando Núñez, el material supone una herramienta didáctica muy útil para trabajar con ella dentro y fuera de las aulas. Esta experiencia me lleva a embarcarme en un proyecto profesional con el objetivo de crear y difundir materiales didácticos, lúdicos y creativos que permitan trabajar los valores coeducativos en las aulas y fuera de ellas.
¿Qué es la coeducación para ti? ¿Cómo tratas de desarrollarla tú? ¿Cuáles son sus principales objetivos?
La coeducación es una educación para la igualdad. Es muy importante tener en cuenta las diversidades y educar en igualdad para que los niños y las niñas elijan su camino con libertad. La educación debería ser un camino lleno de ventanas abiertas. Por eso es importante construir historias que inviten a ver y sentir el mundo de otra manera y que muestren nuevos modelos de niñas al margen de los roles y los estereotipos tan anclados en nuestra cultura de género. No podemos ser libres si solo nos enseñan a ser princesas.
La coeducación permite tomar conciencia de las desigualdades de género y de cómo éstas facilitan y perpetúan la sobrevaloración de “lo masculino” frente a “lo femenino”. Todavía los roles y estereotipos que se transmiten muestran a unas niñas cuyo objetivo en la vida está en función de satisfacer a otros, ser bellas para y por otros, princesas, dependientes y nunca protagonistas, mientras que los niños aparecen “empoderados” pero basándose en la dominación y la violencia. A través de la educación en igualdad, niños y niñas aprenden nuevas formas de jugar y de relacionarse entre sí. Es importante trabajar en los niños valores esenciales como el cuidado, la libre expresión de sentimientos y emociones personales o el trabajo doméstico como motor fundamental de la economía. Mientras que en las niñas es vital trabajar el empoderamiento, la autonomía o la toma de conciencia de su propio cuerpo.
¿De qué manera se puede educar el pensar y el sentir fuera de los estereotipos de género?
Es un proceso que pasa por deconstruir, siempre digo que es un trabajo desde las tripas. Es decir, es un trabajo personal muy importante porque hemos sido educadas y educados para no ver las desigualdades. Así que lo primero que hay que hacer es ponerse unas gafas violetas y así, inmediatamente te posicionas. Pero tiene que salirte a ti, porque si no, lanzas a los niños y niñas mensajes contradictorios, dices una cosa, pero haces otra. Claro que es difícil.
Por otro lado, los mensajes están ahí (en la televisión, los roles establecidos, estereotipos….), vivimos rodeados de muchos contenidos tóxicos. Y no puedes usar la prohibición, eso no funciona, sino que se trata de dotar de herramientas, ofrecer alternativas, para que elijan. Es apasionante romper con todos esos estereotipos que nos limitan, que nos hacen desiguales, que están incluso en el origen de la violencia de género, que se va fraguando desde pequeños.