Os adjuntamos este post que creemos puede resultar de interes en la actividad docente:
La frustración se produce cuando nuestras expectativas y nuestras realidades no coinciden, por tanto aprender a tolerar la frustración, es sin ninguna duda, aprender a gestionar los errores de manera eficaz, entender que equivocarse es clave para los procesos de aprendizaje .
Es complejo pues estamos acostumbrados que el error es sistemáticamente estigmatizado y falta “cultura del fracaso” entendida como la habilidad para analizar y aprender de los errores , siendo capaces de persistir en nuestro objetivo.
Veamos en este post por qué el error es clave para aprender (haciendo un repaso a la neurociencia) y veamos también qué estrategias podemos realizar para valorizar el error como fuente de mejora.
1. Neuroplasticidad Cerebral ó por qué la experiencia cambia nuestra mente.
Nuestro cerebro tiene como objetivo final la supervivencia de la especie, para ello ha desarrollado un complejo e ingenioso sistema que le permite modificar su forma en función de las experiencias. Aquellas experiencias que el cerebro detecta como más interesantes para la supervievencia son guardadas en nuestro sistema.
Este mecanismo es el mecanismo de la neuroplasticidad en otras palabras la habilidad para poder adaptar la actividad y cambiar la estructura de nuestro cerebro de forma significativa a lo largo de la vida.
La experiencia modifica nuestro cerebro continuamente, fortaleciendo o debilitando las sinapsis que conectan las neuronas. (patrones ó redes)
En palabras de Gollin, la neuroplasticidad puede definirse como el potencial para el cambio, la facultad de modificar nuestra conducta y adaptarnos a las demandas de un contexto particular.
Para que el aprendizaje se efectúe, debe producirse el mismo fenómeno, pero a la inversa. Es decir, que si una red no se usa, debe ir poco a poco perdiendo las conexiones entre neuronas que la integraban, hasta casi desaparecer. Es decir sin errores nuestro sistema neurológico NO detecta las redes no válidas y no le damos oportunidades reales de cambio.
Por lo que hemos visto, podemos expresar que existen dos tipos de neuroplasticidad (ambas importantes para los procesos de aprendizaje).
- la positiva, que se encarga de crear y ampliar las redes neuronales .
- la negativa, cuyo objetivo es eliminar o disminuir aquellas que no se utilizan.
¿Qué estrategias podemos desarrollar en el aula para aprender a tolerar la frustración?
1. Cambia tu lenguaje
Carole Deweck (investigadora de Standford) ha desarrollado una interesante teoría sobre la capacidad de perseveranacia, es decir la habilidad para sobreponerse a los “fracasos” y seguir intentando aquello que perseguimos hasta alcanzar nuestro objetivo.
Carole Deweck nos habla de dos tipos de mentalidades: la mentalidad fija ( fixedmindset) y la mentalidad de crecimiento (growthmindset). Las personas que poseen una mentalidad de crecimiento son personas que perserveran en la búsqueda de sus objetivos y que al final los consiguen obteniendo el éxito en aquello que se proponen.
Entendamos qué es la mentalidad de crecimiento para ver cómo podemos fomentarla: La habilidad para aprender NO es fija sino que cambia según nuestro esfuerzo (neuroplasticidad cerebral) , por tanto el fracaso NO es una condición permanente sino una condición temporal.
Las personas con Mentalidad de Crecimiento entienden que:
- Los retos pueden conseguirse siempre que nos esforcemos lo suficiente.
- Los obstáculos son oportunidades de aprendizaje para alcanzar nuestros objetivos.
- El esfuerzo es la base para alcanzar los objetivos
- Las críticas son oportunidades de mejora y de aprendizaje.
- El éxito de los demás es inspirador (porque si otros lo consiguen yo también puedo)
¿Cómo podemos fomentarlo? La primera de las actividades que os proponemos es a través del lenguaje. El trabajo adecuado de nuestro lenguaje sabemos que podemos cambiar la manera cómo entendemos el mundo.
Podemos comunicarnos con palabras positivas que nos faciliten un bienestar emocional o con palabras negativas que nos hagan entrar en un círculo de desesperanza. Frases como “no vale la pena esforzarse porque no hay remedio”, etc… crean un tipo de reacciones neurológicas y físicas que nos restan energía y que nos hacen entrar en una espiral de desmotivación.
Muchas veces enviamos intencionadamente mensajes negativos que no facilitan nada, ni el desarrollo personal ni la adquisición de nuevos aprendizajes. Cuántas veces hemos dicho o escuchado palabras o frases como “no sabrás hacer esta actividad, es demasiado complicada para ti”, “lo has hecho muy mal”, etc… Son frases que solo aportan a los niños una sensación de fracaso, desidia o impotencia.
Sería mejor utilizar frases como “qué ejercicio sabrás hacer mejor de este tema”, “piensa cómo puedes mejorar lo que has hecho ¿quieres que te ayude?”, etc…No se trata de que dejemos de usar determinadas palabras, sino de que aprendamos a seleccionar aquellas palabras que nos refuercen positivamente, que nos aporten motivación e interés para crecer personal y profesionalmente.
No hemos de olvidar que el lenguaje dirige nuestros pensamientos a caminos concretos, de alguna manera, nos ayuda a crear nuestra propia realidad, potenciando o limitando nuestras posibilidades. La habilidad de usar el lenguaje con precisión es esencial para una buena comunicación.
2. Dinámica Grupal: Grupos que crecen con el error
Sabemos que muchas veces más que explicar debes vivir los aprendizajes (los recuerdos son contextuales) os proponemos una dinámica en este sentido.
- Seleccionar un tema de aprendizaje ( matemáticas, ciencias, ortografía, historia…) .
- Hacer un test en forma de preguntas cortas.
- Seleccionar al alzar a dos jugadores .
- Explicaréis la dinámica del juego: ” Esto es una competición en el que hay dos jugadores que poco a poco irán formando equipos, voy a ir haciendo una pregunta a cada uno de vosotros, el que la acierte, pasa a la siguiente pregunta el que no la acierte tiene derecho a seleccionar a un nuevo miembro para su equipo y tratar así de alcanzar la respuesta correcta”.
- Esta dinámica funciona exactamente al revés de lo que estamos acostumbrados, es decir, el que más se equivoca más posibilidades tiene de no equivocarse en el futuro porque construye un grupo que le pueda apoyar.
- Es una dinámica que nos ayuda a entender que para aprender muchas veces tenemos que equivocarnos primero para luego salir “vencedores”.
- Os recomendamos después hacer una dinámica reflexionando sobre la actividad.
- ¿Quien tenía más miembros en su equipo?
- ¿Quién ha ganado?
- ¿Por qué?
- etc.
3. Lectura de Cuentos y reflexión posterior.
1. Sofía la vaca que amaba la música. Geoffroy de Pennart
A Sofía le encanta la música un día decide irse de su pueblo a la gran ciudad para poder vivir de la música. Su viaje será complicado y no le saldrá como esperaba aunque después de resistir y no desanimarse encontrará su lugar. Un cuento maravilloso para trabajar el concepto de frustración y de resistencia.
2. El león que no sabía escribir. Martin Baltscheit
El león no sabe escribir, pero eso no le importa, ya que puede rugir y enseñar sus colmillos y no necesita más. Pero un día conoce a una leona muy guapa leyendo un libro. A una dama así no se le puede besar sin más. Hay que escribirle una carta de amor. Así, pues, el león va pidiendo que escriban por él al mono, al hipopótamo, al escarabajo pelotero, al buitre…
Pero el resultado no es lo que él espera. Pierde la paciencia y ruge en la selva cómo escribiría él si supiera hacerlo.
3. La vieja en la botella. Roberto Mezquita
Una bruja pelirroja, harta de las quejas de su vecina, decide un día lanzarle un terrible conjuro y encerrarla en una botella: Tris-trás, ya no quiero verte más. Tris-trás, te irás y no volverás. Por suerte, un hada del bosque libera a la vieja de su encierro y cumple su deseo: vivir en una casita con huerta, vacas y gallinas; pero pronto la desagradecida mujer no estará contenta y aspirará a una vida mejor.
La vieja en la botella trata de cómo los deseos pueden ser un acicate para cambiar y progresar; pero también nos interpela sobre la manera de gestionarlos y alerta de las consecuencias de la insatisfacción ante lo material y de la ambición desmesurada.
Con frecuencia, queremos algo más y nos sentimos incapaces de valorar lo que tenemos en el momento presente. Por esta incapacidad, la vieja disfruta brevemente de los sueños cumplidos y cae de nuevo en la frustración y en la queja. No importa cuantos deseos se le concedan: ella es incapaz de disfrutarlos. Al final, quedará atrapada en uno de ellos.
Fuente:cuentosparacrecer.org