Mariví Fernández
Los estereotipos de género son constructos culturales que establecen moldes totalmente preconcebidos para el comportamiento de hombres y mujeres y pueden ser tan discriminatorios tanto para unos como para otras.
A lo largo de nuestra infancia y adolescencia y en realidad a lo largo de toda nuestra vida, a través del proceso de socialización, vamos aprendiendo lo que esos estereotipos nos tienen predeterminado a hombres y a mujeres por el mero hecho de serlo, y da lo mismo que nos sintamos cómodas o no, es preciso cumplirlos.
Pero ¿por qué hemos de encerrar a nuestro niños y niñas en unas actividades, juegos o roles absolutamente cerradas en funciones de su género, previamente adjudicado? ¿por qué obligarles a cumplir con unos cánones de belleza o de orden social que quizás no se adaptan a su personalidad o lo que ellos y ellas quieren en realidad llegar a ser? En realidad, hay muchos niños que no quieren jugar a futbol y muchas niñas que no quieren hacer ballet, simplemente no les gusta. Dejemos que elijan según sus gustos y preferencias, que vayan desarrollando sus capacidades y o personalidad, la diversidad es riqueza, ¡¡¡creamoslo!!!
Y, ¿qué tiene esto que ver con la violencia de género o machista? Mucho, en realidad.
En primer lugar identificamos violencia de género solo con la cúspide del iceberg, decir el asesinato o la agresión física en sus diferentes manifestaciones y esto nos ocurre a las personas adultas y a las más jóvenes, pero resulta todo un problema, ya que nos ciega a la hora de identificar otro tipo de comportamientos como violencia machista, desde el lenguaje sexista (chistes y bromas incluidas), control, anulación hasta otras violencias mayores como las agresiones físicas o el asesinato.
Cuando una persona no cumple cualquiera de los estereotipos que se le atribuyen, alguien cercano puede ejercer violencia hacia ella precisamente por no cumplirlo, ejemplo: una mujer, en un momento de su vida, intenta ser autónoma, independiente e incluso tomar decisiones que antes no tomaba, pero su pareja no está de acuerdo, porque antes no era así… pueden surgir situaciones de violencia de género al no cumplir la mujer los estereotipos de mujer sumisa, obediente, sin iniciativa, etc.
Por eso, si desde la infancia, adjudicamos determinados estereotipos y animamos a los chicos a hacer unas determinadas actividades y a las chicas a otras muy concretas estaremos alimentando esos estereotipos que más adelante podrían derivar en situaciones de violencia si no se asume el incumplimiento de los mismos.
De manera que sí, romper con los estereotipos ayuda a prevenir la violencia de género, sin duda alguna.