Os adjuntamos este artículo que creemos de interés para nuestra tarea docente:
“Los niños juegan al futbol, las niñas hacen ballet”, romper este estereotipo ayudaría a prevenir la violencia de género? A esta pregunta Mariví Fernández responde que afirmativamente, mientras que Sara Carbonell plantea que esa no es una de las claves de la prevención de la violencia de género.
Mariví Fernández
Los estereotipos de género son constructos culturales que establecen moldes totalmente preconcebidos para el comportamiento de hombres y mujeres y pueden ser tan discriminatorios tanto para unos como para otras.
A lo largo de nuestra infancia y adolescencia y en realidad a lo largo de toda nuestra vida, a través del proceso de socialización, vamos aprendiendo lo que esos estereotipos nos tienen predeterminado a hombres y a mujeres por el mero hecho de serlo, y da lo mismo que nos sintamos cómodas o no, es preciso cumplirlos.
Pero ¿por qué hemos de encerrar a nuestro niños y niñas en unas actividades, juegos o roles absolutamente cerradas en funciones de su género, previamente adjudicado? ¿por qué obligarles a cumplir con unos cánones de belleza o de orden social que quizás no se adaptan a su personalidad o lo que ellos y ellas quieren en realidad llegar a ser? En realidad, hay muchos niños que no quieren jugar a futbol y muchas niñas que no quieren hacer ballet, simplemente no les gusta. Dejemos que elijan según sus gustos y preferencias, que vayan desarrollando sus capacidades y o personalidad, la diversidad es riqueza, ¡¡¡creamoslo!!!
Y, ¿qué tiene esto que ver con la violencia de género o machista? Mucho, en realidad.
En primer lugar identificamos violencia de género solo con la cúspide del iceberg, decir el asesinato o la agresión física en sus diferentes manifestaciones y esto nos ocurre a las personas adultas y a las más jóvenes, pero resulta todo un problema, ya que nos ciega a la hora de identificar otro tipo de comportamientos como violencia machista, desde el lenguaje sexista (chistes y bromas incluidas), control, anulación hasta otras violencias mayores como las agresiones físicas o el asesinato.
Cuando una persona no cumple cualquiera de los estereotipos que se le atribuyen, alguien cercano puede ejercer violencia hacia ella precisamente por no cumplirlo, ejemplo: una mujer, en un momento de su vida, intenta ser autónoma, independiente e incluso tomar decisiones que antes no tomaba, pero su pareja no está de acuerdo, porque antes no era así… pueden surgir situaciones de violencia de género al no cumplir la mujer los estereotipos de mujer sumisa, obediente, sin iniciativa, etc.
Por eso, si desde la infancia, adjudicamos determinados estereotipos y animamos a los chicos a hacer unas determinadas actividades y a las chicas a otras muy concretas estaremos alimentando esos estereotipos que más adelante podrían derivar en situaciones de violencia si no se asume el incumplimiento de los mismos.
De manera que sí, romper con los estereotipos ayuda a prevenir la violencia de género, sin duda alguna.
Sara Carbonel
Cuando era pequeña me gustaba más jugar al fútbol que a lo que jugaban mis amigas en el recreo, y cuando tuve 12 años conseguí apuntarme a un equipo en contra de lo que quería mi abuela que era que hiciera ballet como mi tía. Entonces no había programas de coeducación en las escuelas y en general, las niñas se apuntaban más a ballet. Jugar a fútbol o hacer judo era lo excepcional. Claro que me hubiera gustado que más niñas jugaran al fútbol pero lo que no hubiera entendido nunca es que hubiera presión para que lo hicieran.
Me preocupa que en algunos programas de igualdad para infantil y primaria se ponga el foco en aspectos como por ejemplo plantear juegos deportivos y arriesgados que potencien la actividad física de las niñas y actividades más relajadas que favorezcan la reflexión en los niños. En primer lugar ¿dónde queda la libertad de elección de las niñas y los niños? y en segundo lugar ¿qué impacto va a tener eso en la prevención de la violencia de género? Pienso en chicas que he conocido y practicar más o menos actividad física no ha tenido ningún vínculo en que sus relaciones fueran más igualitarias. La lucha por eliminar los roles sexistas es importante pero si no va acompañada de algo más no va a acabar con la violencia de género.
Hay quienes implementan estos programas y a la vez dicen a las niñas que “quienes se pelean se desean”. Es para reflexionarlo al menos, ¿qué incoherencias se están transmitiendo? No queremos que sean bailarinas, pero sí queremos que se peleen con sus novios…no lo entiendo. Ese tipo de mensajes lo que sí que sabemos es que fomentan la violencia de género (VdG).
Evidentemente la clave de la prevención de la VdG no está en decirle a las niñas que tienen que jugar más al fútbol y menos a ser bailarinas o mamás. La clave está en la socialización en los modelos de atractivo. A mis alumnas y mis sobrinas nunca les diré a qué tienen que jugar, dedicaré mis diálogos a profundizar sobre la libertad de elección, la importancia de soñar con amistades verdaderas y la valentía de las personas que albergan los mejores sentimientos y que siempre te tratan bien.
Como feminista y jugadora de fútbol que he sido, no quiero que todas las niñas jueguen al fútbol, lo que quiero es que ninguna niña sufra VdG. Dedicaré mis esfuerzos a compartir con ellas lecturas como Las mil y una noches, fomentando el pensamiento crítico y los debates profundos sobre la libertad, dotando de atractivo lo no violento porque así serán chicas futbolistas, bailarinas o montañeras que disfruten de las mejores relaciones en el presente y en el futuro.
Fuente:DF