Violencia de género digital y adolescentes.

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Cuesta aceptarlo, pero la violencia machista repunta entre los más jóvenes. Y las nuevas tecnologías y las redes sociales son potentes herramientas al servicio de esa violencia, ahora también digital.

Campañas institucionales de sensibilizacion – ‘No confundas pasión con posesión’ es el lema de la última–, planes y programas para educar en igualdad y prevenir la violencia de género… Y, sin embargo, y aunque cueste aceptarlo, la violencia machista está repuntando entre los adolescentes. Chicos y chicas que en sus relaciones sociales se muestran, por lo general, independientes, y ni se cuestionan el tema de la igualdad, cambian sus pautas de comportamiento en sus relaciones afectivas de pareja –que comienzan, precisamente ahora, en la adolescencia– y siguen reproduciendo caducos roles y estereotipos de género, que pensábamos superados. Ellas, dependientes, débiles y complacientes;ellos, fuertes, controladores y con derecho para ejercer la violencia.

Más del 25% de las chicas reconoce haber sufrido algún tipo de control o violencia a través del móvil.

Cibercontrol o ciberacoso

A este panorama se asoman las nuevas formas de violencia machista, que han surgido al abrigo de las nuevas tecnologías, las redes sociales e internet –que tanto influjo ejercen sobre nuestros jovencísimos nativos digitales– y que se agrupan bajo la denominación de ‘violencia de género digital’. Y el smartphone –¡qué adolescente no tiene uno!– se revela como la herramienta cómplice perfecta para ejercer el control y el chantaje sobre las chicas. De hecho, según los datos de la Delegación del Gobierno de España para la Violencia de Género, más del 25% de las chicas de nuestro país reconocen haber sufrido algún tipo de control o violencia a través del móvil.

«El ejemplo más frecuente de este tipo de violencia es el cibercontrol o ciberacoso», señala Eduardo Puig de la Bellacasa, director de Reputación, Propósito y Valores de Telefónica. «Y se puede ejercer de diferentes formas. Tu pareja puede pedirte que te hagas selfis o que le envíes tu ubicación, para ver cómo vas vestida, dónde estás y con quién; exigirte siempre una respuesta inmediata; opinar sobre tus contactos y pedirte que ceses alguna relación; mandarte mensajes con insultos o amenazas…». «Puede, incluso –continúa– ir más allá:acceder a tus perfiles y suplantar tu identidad y grabarte o hacerte fotos para amenazarte, después, con subirlas a la red».

Y, por si fuera poco, el experto todavía apunta otra manera de ejercer la violencia de género digital. Se llama ‘sexting’. «Una práctica de riesgo, que consiste en compartir, a través de un dispositivo tecnológico, una imagen o vídeo, grabado por uno mismo y con una clara connotación sexual». El problema surge cuando este contenido se comparte con terceros sin permiso del creador del mismo. «En algunas ocasiones –enfatiza–, estos vídeos o fotos se utilizan como herramienta de extorsión y chantaje por parte del agresor».

Pero, además, la violencia de género digital conquista nuevos territorios, como el de los videojuegos. Hoy, las chicas representan ya el 35% de los ‘gamers’, en todo el mundo, y el 94% de ellas sufren acoso digital cuando juegan. De ahí, por ejemplo, la campaña que hizo hace un tiempo Movistar, ‘MyGameMyName’, «en la que algunos de los ‘streamers’, ‘youtubers’ y jugadores profesionales más conocidos del panorama de los eSports en España, denunciaban el machismo», añade el especialista.

Algunos signos de alarma

Estas conductas de riesgo, que encuentran su mejor caldo de cultivo en la maraña de la red, y que, en demasiadas ocasiones, no son percibidas como tales por los adolescentes, sino que las consideran como algo ‘normal’, mantienen en vilo tanto a padres como a educadores.

Pero, afortunadamente, este tipo de maltrato digital también suele dejar un rastro que, si permanecemos atentos, podemos seguir para detectarla y combatirla. «Estar constantemente pendiente del móvil, nerviosa, con ansiedad;si notamos que está triste y desmotivada, con la autoestima baja, u observamos cambios en su manera de vestir y en sus hábitos sociales, es que algo serio está ocurriendo. El alejamiento de los amigos y amigas y el aislamiento son signos claros de alarma», apunta Puig de la Bellacasa.

Acabar con los falsos mitos

Además de preocupados y en constante alerta, padres y docentes tienen mucho que decir y que aportar, sobre todo, en materia de prevención. Y, en este sentido, podemos empezar por «reforzar la autoestima de nuestros hijos y educarlos en igualdad, intentando acabar con esos falsos mitos que se esconden en refranes como: ‘Los que se pelean se desean’ o ‘quien bien te quiere te hará sufrir’, que entrañan una legitimación del daño en nombre del amor romántico», aclara el director de Reputación, Propósito y Valores de Telefónica, que insiste en que «enseñarles a decir ‘no’, también les ayudará a no ceder tan fácilmente ante la presión que ejerce la sociedad en algunas ocasiones».

«Sumemos todos cultura digital»

Nadie cuestiona ya que el papel que desempeñan las nuevas tecnologías en la educación es de vital importancia, el futuro, sin duda, es digital. Pero habrá que encontrar la fórmula que permita integrarlas sin que se conviertan en herramientas potencialmente peligrosas para sus jóvenes e incondicionales usuarios.

«Tener claro el propósito y la coherencia son factores clave», sentencia el experto. «Intentemos entender el mundo digital en el que vivimos, hoy, para tratar de comprender a nuestros hijos; asumamos nuestro rol de adultos, de referentes y modelos, ya que los más pequeños se fijan siempre en nosotros. Tenemos que acompañarles y explicarles el porqué de muchas decisiones que tomamos alrededor de su vida digital. Sumemos todos cultura digital», añade.

«No actuemos con miedo. Esto no va de tecnología, sino de educación y valores»

«Los niños –continúa– no tienen miedo a usar la tecnología porque son niños, pero no saben nada de tecnología. No es que nosotros, como padres o docentes, tengamos que hacer un máster en ‘cookies’, privacidad, legislación…, pero sí que debemos ir aprendiendo, poco a poco, sobre qué significa todo esto, para poder trasladarles, con criterio, nuestras preocupaciones y la forma de abordar los retos que se nos presentan».

También apuesta por el diálogo constante, la escucha activa y por reforzar los comportamientos positivos, en vez de «regañarles, constantemente, por las cosas que hacen mal». Y por normalizar la tecnología: «No actuemos desde el miedo –sostiene– ni pensemos que nuestros hijos saben más que nosotros, porque esto no va de tecnología, sino de educación y valores».

Y, pensando en cómo ayudar a la sociedad a reflexionar sobre el uso que estamos haciendo de la tecnología, tanto adultos como adolescentes y jóvenes, y sobre los retos y oportunidades que esta nos presenta, desde Fundación Telefónica y Movistar se han desarrollado numerosas campañas de sensibilización a través de del portal web www.dialogando.com.es.

Las claves

1. Cibercontrol: el ejemplo más frecuente de este tipo de violencia es el cibercontrol o ciberacoso.

2. Algo ‘normal’: estas conductas de riesgo, no son percibidas como tales por los adolescentes, sino que las consideran como algo ‘normal’.

3. Signos de alarma: el alejamiento y el aislamiento de amigos y amigas son claros signos de alarma.

4. Desterrar falsos mitos: debemos acabar con frases del tipo:‘Quien bien te quiere te hará sufrir’ o ‘los que se pelean se desean’.

5. Educación digital: debemos entender el lenguaje y expresiones de los menores, que nos pueden ayudar a abordar su educación digital.

Fuente:https://www.heraldo.es

 

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